Igualdad, derecho a conveniencia.

 

México en aparente estante de desigualdad.

– Cruel es quien no conoce el problema, pero infame quién sabe de éste y no en aporta soluciones.

Somos un mundo envuelto en locura, malas decisiones y desazón; actuamos por instinto, rechazamos la razón y otorgamos papeles de calidad a figuras tontas e incluso un tanto ridículas, a veces sólo por diversión y otras por incomprensión.

Somos parte de un mundo corroído, contaminado y herido; la corrupción, las desventajas económicas y las clasificaciones sociales han llenado de desventura nuestro afán del progreso, hundiendo al prójimo al verlo crecer o simplemente relegando su existencia por su género, cultura, sexualidad, apariencia, lengua o espacio territorial.

A veces no lo creemos tan cierto, pero tomando en cuenta lo anterior, derechos básicos como la salud y alimentación, les han sido negados a diversos grupos sociales, simplemente por ser minoría y es que vivimos en un país en donde el “39.8% de la población no puede adquirir la canasta básica con los ingresos laborales de su hogar.”, según la información presentada por México, ¿cómo vamos? con datos de Coneval; asimismo, en nuestro territorio se vuelve más común escuchar o ver en pancartas de manifestantes la frase: “La justicia es para quien pueda pagarla, igual que la salud, igual que la educación”, porque si bien es cierto, “en sólo 10 años, el Seguro Popular extendió la cobertura de los servicios de salud a más de 50 millones de personas que antes estaban desprotegidas”, el personal insuficiente, la falta de equipos y de medicinas son elementos que frenan la pretensión de garantizar a los ciudadanos una salud de calidad, en la que en muchos casos sigue siendo negada.

Al parecer, seguimos negando nuestras raíces, valores y cultura, cayendo en una aspiración citadina en la que sólo importa quien está cerca y no quien está lejos, vemos sólo lo evidente, lo que creemos real y lo que nos afecta en lo conveniente o en determinado tiempo, no lo que afecta a quienes nos rodean en la aparente distancia, sí… a ellos, los que no nos importan o recordamos poco; entonces lo expuesto por Octavio Paz, “toda tentativa por resolver nuestros conflictos desde la realidad mexicana deberá poseer validez universal o estará condenada de antemano a la esterilidad”; cambiamos el inventar nuestro futuro y dar soluciones a nuestros problemas, por dar problemas a nuestras soluciones, cosa que hacerlo, sería un acto de fe.

La pobreza debe eliminarse para dar apertura al acceso a los alimentos, educación, transporte y salud, como elementos básicos, ante ello, se debe romper con este círculo constante en el que a veces la desesperación parece ser el camino que lleva a las malas decisiones.

En conjunto es necesario, plantear estrategias en la que quepa una participación plural, en la que trabajemos por lo conveniente, no por el engrandecimiento de idiotas que sin quererlo empobrecen nuestra mente; vernos en la igualdad, dejando de lado un problema social que aún permanece, la discriminación con el racismo; pugnar además para trabajar por el crecimiento de un país que garantice derechos básicos a sus ciudadanos, no a sus representantes, no a sus explotadores, sí a su gente, para no tropezar de nuevo con la idea clasista del  “Aquí no pasa nada”.

Pues, cruel es quien no conoce el problema, pero infame quién sabe de éste y no aporta soluciones…

Pepe Abadiano T.