En Iztapalapa, hasta las pipas tienen que llevar escolta.


En Iztapalapa, en el límite oriental de la capital mexicana, muchos barrios carecen de sistema de tuberías y dependen de que varios camiones cisterna los abastezcan cada día. Poco a poco los camiones cisterna pasaron de ser una solución temporal a algo cotidiano.

Iztapalapa es el sector más pobre y más poblado de la capital, con 1.8 millones de habitantes, y es el que más sufre la falta de agua: incluso en las zonas equipadas con tuberías hay constantes cortes de suministro. Pero no es el único: de los 2.5 millones de hogares de la ciudad, casi 569,000 no reciben agua diariamente y 45,950 no disponen de agua corriente.

“Empezamos como un servicio de emergencia y al día de hoy nos hemos convertido en un eslabón” del sistema, dice Alberto Sánchez, encargado de uno de los pozos donde los camiones vienen a abastecerse.

Al volante del camión que conduce desde hace seis años, Emilio Santos explica que el reparto se vuelve especialmente complicado cuando, en los barrios más desfavorecidos, las familias pasan varios días sin agua.

“Se suben varias personas, con piedras, palos o tubos” y obligan al camión a ir donde ellos quieren, relata. En ocasiones hay quien lleva armas de fuego, por lo que se debe proteger a algunas cisternas con escolta policial.

Desde 2009, la ciudad tiene un plan de rehabilitación de tuberías, para evitar las fugas masivas, y de construcción de infraestructuras nuevas. Sin embargo, se topó con la falta de recursos.

“Para aliviar esta cuestión de la escasez de los acuíferos”, se decidió traer agua del sistema Cutzamala, una obra de ingeniería civil que la transporta desde Michoacán, 300 km al oeste.

Ahora, poco más de dos tercios del agua provienen del bombeo desde mantos subterráneos y el resto, de Cutzamala. Pero, 40 % se pierde en fugas, según datos del sistema municipal de aguas.

“No se ha realizado al 100 % principalmente por lo financiero”, dice Mauricio Hernández, director técnico del Sistema de Aguas de Ciudad de México, precisando que el plan avanza “poco a poco”.

Además, dice, se requiere una mayor sensibilización ciudadana sobre el ahorro de agua: en la capital cada persona consume una media de 250 litros diarios, mientras en otras ciudades mexicanas se utiliza menos de la mitad.

“El problema tiene muchísimo tiempo” pero “se ha ido difiriendo”, explica Claudia Lartigue, coordinadora del Programa
de Manejo, Uso y Reuso del agua en la Universidad Nacional Autónoma de México.

En opinión de Lartigue, la solución debería ser integral: regular el crecimiento de la ciudad, acabar con las fugas, recuperar agua de lluvia y recargar los mantos acuíferos.

Por: Yussel González.

Con información de: AFP.

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