Un par de videos han llamado la atención de los medios de comunicación en los últimos días, en el primero se observa toda la declaración del llamado “Monstruo de Ecatepec” en la que detalla cómo asesinaba mujeres y las razones para hacerlo; el segundo, muestra cómo elementos de la policía de Naucalpan captan cuando una caravana de autos con varios hombres armados circulan sin el menor recato y mostrando que van muy bien armados.
En el primer caso, el tamaño de las declaraciones pero sobre todo el nivel de crueldad con las que el detenido relataba los hechos, así como los detalles de lo que contaba, opacaron el hecho de que alguien de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) realizó una grabación indebida que posteriormente terminó en las redes sociales y de ahí a los medios de comunicación.
El propio fiscal, Alejandro Gómez Sánchez, hizo mención al hecho de que la filtración habría salido de un “traidor” a la institución que no solo hizo indebidamente la grabación sino que además lo había hecho público y, aunque aseguró que se haría una investigación al respecto, es la fecha que no se ha sabido más sobre el tema.
En el segundo caso, a todos nos ha llamado la atención la manera en que un comando de aproximadamente siete vehículos se mueve con total libertad e impunidad en uno de los municipios más importantes de la entidad, se mantienen en un lugar en el que no se alcanza a percibir qué hacen y después se trasladan para desaparecer en la clandestinidad de sus actividades bajo el cobijo de la gran urbe.
En todo caso, es de considerar la manera en la que escuchamos cómo los operadores de las cámaras de seguridad no dan crédito al tipo de armamento que portan quienes aparecen en la imagen, se vuelve casi anecdótico cómo una de las personas que está ahí indica que no se mande a sus compañeros sino que se informe a las Bases de Operación Mixtas (BOM) por que si no los iban a matar.
Aunque autoridades de Naucalpan señalan que la filtración del video no provino de su personal, el audio deja muy claro que quienes estaban viendo en vivo las imágenes decidieron no “mandar a sus compañeros” sino dar aviso a las BOM para que fueran ellos quienes hicieran la inspección del lugar en el que, por cierto, no se registró ningún hecho delictivo más allá de la presencia de estos hombres armados.
Los videos dejan en evidencia la falta de seguridad y protocolos que hay en las corporaciones locales y pone el acento en una situación de mucho cuidado. En estos dos casos los videos terminaron en las redes sociales y la opinión pública pero ¿cuánto material más es tomado en las corporaciones que ha ido a parar a manos de cualquier persona?
Primero ¿cómo es posible que personal encargado de la vigilancia en estos centros pueda entrar a ellos con un teléfono celular con cámara y además videograbar lo que está ocurriendo ahí sin que nadie haga una observación al respecto? Significa entonces que es una práctica común en estos lugares que los elementos graben, con sus propios celulares, situaciones de las que son testigos.
De qué sirve entonces que haya tantos protocolos de seguridad para ingresar a los edificios de los centros de control C4 o C5 si quienes ya están ahí dentro se encargan de realizar grabaciones no autorizadas que, además, comparten con quién sabe quién violando cualquier norma confidencialidad.
En España recientemente se dio el caso de una policía local que informó a su esposo, policía federal, sobre la investigación de un posible pederasta que podría estar en las cercanías de la escuela de su hija; la información circuló solo entre elementos policíacos hasta que llegó de nueva cuenta a otra policía local que descubrió el manejo inapropiado del expediente esto originó la detención y consecuente destitución de la oficial que compartió el dato a otros policías cuyos hijos acudían a la misma escuela.
En México dos videos tomados en igual número de sitios que se supone cuentan con protocolos de seguridad se hacen del dominio público a través de las redes sociales y no hay un solo detenido, no se informa quiénes fueron los responsables ni se indica que haya existido alguna baja o investigación penal por estos hechos.
En los esquemas de seguridad y ciberseguridad lo primero que se indica es que ningún protocolo es infalible pero que, además, el riesgo más grande siempre es el factor humano por lo que la capacitación de quienes tendrán acceso a la información se vuelve indispensable para que la seguridad no sea vulnerada, como ha sido el caso.
La filtración de los dos videos a las redes sociales solo deja en evidencia la falta de capacitación del personal encargado de la videovigilancia tanto al no saber qué hacer en una situación que observan como en el no conocer o respetar los protocolos (si es que estos existen); en ambos videos no hay una sola persona que indique a quien esta grabando que no puede hacerlo o que lo deje de hacer.
Es urgente que las corporaciones revisen y corrijan este tipo de prácticas, por supuesto que los medios agradecemos este tipo de filtraciones pero la realidad es que su existencia significa que todos, como ciudadanos, estamos vulnerables si cualquiera puede llegar a tener acceso a la información que se genera en estas unidades de seguridad y vigilancia y usara para el fin que le venga en gana.
J. Israel Martínez Macedo